Los incendios en Ushuaia eran temidos y a la vez fascinantes. Recuerdo de la infancia el efecto de hechizo que producía el sonido de la sirena de los bomberos que atravesaba el pueblo de punta a punta como un aullido, como una queja, como un presagio. 

Los incendios del monte eran hechos notables. En el año 1921 hubo uno que duró algunos meses y se despachó gente desde Buenos Aires para ayudar en la evacuación. El gobernador dispuso la evacuación de las familias que habitaban más cerca del monte, para ser trasladadas al Vicente Fidel López, que se encontraba en la bahía. Se quemó entonces el aserradero de Marcos Vera. Por suerte pronto empezó una fuerte lluvia, lo que terminó con el fuego. Hubo otro similar en 1924.

Muchas casas particulares sufrieron el abrazo devorador del fuego, algunas desaparecieron para siempre. Hubo incluso algunos incendios sospechados de intencionales. 

Una niña de la familia Padín murió quemada a los ocho meses, cuando se produjo un incendio que destruyó la casa, que estaba en un terreno, hoy baldío, al lado de la residencia del gobernador. Fue uno de los primeros incendios -como el del correo, que se encontraba al lado del actual Museo- provocado por la locomotora del trencito que llevaba a los presos a cortar leña, problemas que empezaron cuando se compró una máquina más grande.

El edificio de la gobernación se quemó el 30 de junio de 1920, junto con el registro civil que funcionaba en el mismo edificio.

El almacén de los Fique, "El Primer Argentino",  desapareció en un incendio el 15 de abril de 1945. Un incendio destruyó también la panadería "La Argentina", de Pedro Mata, casi un año después de inaugurada.

En 1944 se quemó por un cortocircuito un hotel que era propiedad de Vicente Martinez, ubicado en lo que actualmente es la intersección de San Martín y Solís. Allí se alojaba la tripulación de la Aviación Naval y además, tenía un consultorio el Dr. Juan José Regazzoni.

El bar El Tropezón se quemó en 1953.

Rodolfo Sagini tenía un cine en Roca y San Martín; se quemó y en el mismo lugar construyó el suyo Elsztein, pero tuvo el mismo fin el 16 de julio de 1956.

También la vieja Escuela Nº 1 desapareció devorada por las llamas.

Y el Hospital no fue la excepción.

La historia del Hospital de Ushuaia.

Por carta del 13 de septiembre de 1906, la Comisión de Damas presidida por la Sra. María S.C. de Cortés, como presidente, y la Sra. María R. de Fynn, como secretaria, le hizo llegar a Don Luis Pedro Fique, una invitación con el objeto de fundar un hospital de caridad en la ciudad de Ushuaia; en ella nombraban a Fique protector de la institución. Se sintió tan comprometido que donó para su funcionamiento el solar 2, en la manzana 4. Era una fracción de veinte metros de frente por cuarenta de fondo, pero la iniciativa no se concretó, sustancialmente por la continua falta de recursos.

En 1912 se estableció la Asistencia Pública, dependiente del Departamento Nacional de Higiene. Julio Ladvocat fue puesto al frente.

La donación hecha por Fique fue regularizada recién con fecha 3 de septiembre de 1927, bajo nota número B.8.414/T/27, en la que el presidente Marcelo T. de Alvear la aceptó, como donación de los herederos de Don Luis Carlos Fique.

Hospital1c.jpg (1944760 bytes)

El viejo Hospital de Ushuaia, en la calle Nº 10

Se oye decir con frecuencia a los viejos pobladores que muchas veces no había médico. Entonces era cuando más se destacaban los enfermeros. Hay dos que son muy recordados. Uno era un ex penado español que se llamaba José Fernández; se lo menciona con mucho aprecio, y su dedicación y eficiencia hicieron olvidar fácilmente su pasado. El otro era Arturo Ángel, conocido por todos como "Arturito", de quien nos dijera el Dr. J. J. Regazzoni que "fue el mejor médico de Ushuaia". Había nacido en España en 1908 pero se trasladó a la Argentina a los dos años. Trabajó en el penal desde muy joven y se negó a aceptar un traslado hasta que la salud de su esposa así lo exigió. Una crónica de su muerte en un periódico local —del que ignoramos el nombre— dice: "Debido a su gran sentido de la amistad y cordialidad, cosechó innumerables amigos... Ha pasado a la inmortalidad un hombre que supo granjearse la simpatía de un pueblo". Varios fueguinos lo han mencionado como "el hombre del siglo".

Antonio Cabezas era guarda sanitario en el Hospital de Ushuaia, y seguramente fue por su influencia que Catalina empezó a trabajar ahí, en principio como mucama y poco después como la primera enfermera designada por el Ministerio de Salud en Ushuaia.

En 1945 el Dr. Juan José Regazzoni fue designado director de la Asistencia Pública, con dos enfermeros (uno de ellos Arturo Ángel) y una mucama. Allí curó a don Guillermo Bridges, víctima de una intoxicación de vapores de nafta; como no se le cobró, preguntó qué podía hacer por él y como respuesta recibió el pedido de una sala de partos y un quirófano. Según Regazzoni, la Asistencia tenía sólo cuatro camas, una sala de rayos y dicho quirófano. El aparato de rayos fue comprado por suscripción popular. En 1946, Regazzoni fue dejado cesante por razones políticas.

La Asistencia Pública evolucionó alrededor de 1945 en Hospital Rural, de acuerdo a la nomenclatura de la época. Dependía de Salud Pública de la Nación y tenía dos salas grandes de quince camas cada una, un laboratorio precario, una pequeña salas de rayos y un quirófano. Su personal constaba de una enfermera por turno y no había médico de guardia. Tenía un presupuesto tan escaso que los empleados aportaban víveres y medicamentos para cubrir las necesidades de los pacientes, cocinando cuando no había cocinero y llegando a cazar conejos para alimentar a los internados.

El edificio, como la mayoría de las construcciones de Ushuaia, estaba hecho principalmente de chapa y madera, y aparentemente ya había habido otras alarmas de incendio. La señora Elisabetta Pretto de Preto dijo que uno de los primeros recuerdos que tenía de Catalina era en el hospital, cuando ella se había internado para dar a luz. Estando en trabajo de parto, Doña Elisabetta se quería ir de allí porque había escuchado que algo en el techo se había prendido fuego, y fue Catalina la encargada de convencerla de quedarse, le dice que no se preocupe, que ella lo va a apagar. Esa ocasión no pasó a mayores, y la señora de Preto tuvo a su hijo Moreno en el viejo hospital.

El gran siniestro fue el 16 Junio 1961, en la mañana oscura del crudo invierno. La gente ya estaba trabajando. En las oficinas que estaban apenas entrabas, Chupi pasaba a máquina unos párrafos de un libro de medicina legal que el Dr. Cabo le había encargado que tratara con sumo cuidado. Apenas unos pasos mas adentro del hospital, estaba la sala de rayos, en ese entonces a cargo de Juan Santana... aparentemente fue ahí que se inició el fuego.

En el viejo edificio de madera las llamas se extendieron fácilmente, y en pocos minutos hubo que evacuar el edificio. Solo cuando estaba en la calle Chupi recordó que había olvidado el libro del Dr. Cabo adentro.

Mientras tanto, los empleados y la gente que se acercaba intentaba salvar a los enfermos que estaban internados en el hospital. Catalina, junto con "Tito" Romero, logran sacar por una ventana de la sala de mujeres a la señora Vargas, una mujer muy robusta y con poca movilidad que les dio mucho trabajo. Mientras tanto, Faustino “Cuerito” Varela y otros, hacen lo mismo con Don Stelios Luizon, viejo cochero de la carroza del Gobernador, de sesenta y ocho años.

Apenas hacía unos días, atendiendo a Don Stelios, Catalina había descubierto que el señor guardaba algunas pertenencias en su colchón. En un momento de distracción, Luizón vuelve a entrar para salvarlas. Cuando se dan cuenta, Cata quiere volver a entrar a buscarlo, y la tienen que agarrar Felipe Romero y Vicente Cabezas para impedírselo.

Luizon01.jpg (98755 bytes)

Stelios Luizon

En la parte de atrás del edificio, había otra pequeña construcción prefabricada donde Arturo Ángel hacía los análisis de laboratorio que solicitaban los médicos, y él, ensimismado en su trabajo, no notó lo que estaba ocurriendo hasta que su hermana Josefa, que también para ese entonces era enfermera, corrió a avisarle del incendio, y en medio de la urgencia, Arturito no dejó la casita hasta que logró poner a salvo todos los materiales que le fue posible. Todo el pueblo trabajó para para apagarlo, y cuando ya era evidente que nada podía hacerse por el hospital, siguieron trabajando para que el fuego no se extendiese a las casas vecinas. La carpintería de Don Lorenzo Della Bella estaba cerca, llegando a la esquina de Maipú; y también la vieja iglesia de madera, aunque ya no se usaba... ambos podrían haber alimentado rápidamente las llamas de no ser por el esfuerzo de todos.

image-50775384-1024x768.jpg (123225 bytes)

Después del incendio, Catalina se quedó unos días en la casa de Chicha y Jorge Ivandić, y su hijo Pibin recuerda que después del incendio Cata tosía el humo negro que había aspirado tratando de salvar a los enfermos.

Cata013_Oct1961.jpg (87203 bytes)

Catalina y dos inspectores de sanidad

 frente a la "Casa Verde"

Daminato.jpg (274852 bytes)

Dr. Jorge Daminato

Los enfermos fueron trasladados en su mayoría al Hospital Naval. El Gobernador Ernesto M. Campos prestó la que entonces era su residencia, llamada la "Casa Verde", en la esquina de Roca y San Martin, para que funcionara una especie de dispensario, y mientras tanto se puso en contacto con el Dr. Nobía, Ministro de Salud de la Nación, y consiguió con suma rapidez la ayuda para comenzar la construcción de un nuevo hospital, en el mismo predio donde estaba ubicado el anterior.

El nuevo edificio se inauguró el año siguiente, tenía al frente la atención odontológica y la administración. Hacia el fondo, sobre un gran pasillo en el medio, en el ala izquierda se encontraban la sala de operaciones, la de partos, la enfermería, la sala de rayos y por una comunicación indirecta, la cocina. Más al fondo, había un depósito de víveres y, en el acceso a éste, otro de farmacia. Del otro lado, en el frente, había una sala de estar y dos departamentos para casos graves o parturientas. Al fondo, había un departamento para el director, con cocina comedor, baño y dormitorio.

Actuaron en su organización los Dres. Juan Regazzoni, Jorge Daminato y Roque Sánchez Galdeano, y el administrador era el Sr. Rubén Muñoz. Personal del Ministerio de Trabajo de la Nación llegó para supervisar la construcción del nuevo Hospital y de otras obras que se iniciaron en Ushuaia. Uno de ellos era Luis Castelli.

Cata013b.jpg (195595 bytes)

Cuando Chupi se recibió de maestra, Catalina fue a buscarla a Buenos Aires, y pasaron unas vacaciones en Necochea con la familia de Nerio Berni y Rene Bibé. Cata le regaló a su hija un anillo de oro con una perla cultivada, y una pulsera que los Berni le habían ayudado a elegir en la tienda de Bernardo Sajnovick.

Al regresar, Chupi empezó a trabajar en la Municipalidad de Ushuaia, en la administración del Dr. Jorge Daminato, que había sido médico del Hospital y cuyas peleas con Catalina eran antológicas, porque los dos eran muy bocasucias. Pero este trabajo duró solo unos meses, porque enseguida el Rvdo. Padre Eugenio Peyrou la convocó para trabajar en el Colegio San Benito.

Cata015_1962.JPG (178089 bytes)

Catalina; Nerio Berni y Rene Bibé y sus hijos y Chichita Canga. Chupi tomando sol

Cata016_1962.JPG (82815 bytes)

Margarita Barcina, Rene Bibé, Chichita Canga, Catalina, Chupi  y los chicos Berni

Cata014.JPG (99229 bytes)

Catalina y Alda Barcina a la derecha. A la izq., una amiga española y abajo dos niños vecinos de Bernal. Año 1962

Ese año, durante un Baile de Carnaval, en el club Kuanip, Luis Castelli conoció a Chupi y le pareció la mujer mas linda que había visto en su vida... tuvo suerte de caerle bien a Don Felipe Romero, que acompañaba a Chupi, y este lo invitó a sentarse a su mesa...

Con Catalina no le fue nada fácil a Luis. Es fácil suponer que esta vez Catalina supuso que perdía a "su Chupi" para siempre... como sería su desesperación que hasta llegó a encerrarla con llave en la casa para que no fuera a encontrarse con Luis...

 

1º parte: El origen

2º parte: El viaje

3º parte: Los Hombres

4º parte: En Rio Grande

5º parte: Dos mujeres solas

6º parte: El trabajo, las viviendas... y algunas distracciones

7º parte: Los amigos

8º parte: El Incendio de los Hospital y los últimos años de servicio

9º parte: La familia

10º parte: El regreso y el retorno

11º parte: Nona Cata

12º parte: Ciudadana Ilustre

13º parte: Los últimos años...

14º parte: El Homenaje

Regresar a la página principal